Elegir vivir para la vida:
Juan un maestro, estaba solo pensando en su próxima muerte. Desde hacía varios días éste, era su único pensamiento. Su vida aparecía ante sus ojos como una experiencia rica e intensa, donde cada momento había sido vivido  profundamente.
Sin embargo notaba en su alma un poco de inquietud. “¿Qué es lo que me inquieta se preguntaba?”-
En ese momento vino a su memoria la frase de un poeta: “los astros tienen la libertad de su órbita” –Y esto le dio paz. Había comprendido al final que estaba desaprovechando este tramo de su vida. “ hay que dejar que cada astro siga su órbita” pensó y se levantó a prepararse algo de comer: “después de todo estoy vivo”
Luego de leer esta pequeña pero muy ejemplificadora reflexión  me puse a pensar al respecto: ¿Qué es “vivir la vida”?… ¿Qué será la muerte? Si porque nacemos sabemos que vamos a morir: ¿Por qué no hablar de ella? ¿Por qué se transforma en un tema tabú? Entonces, y según las distintas creencias quien no se ha preguntado alguna vez: ¿vivir para qué? ¿morir para qué?…¿ que sentido tiene tanto esfuerzo para nacer, vivir, crecer, si todo lo que en este tiempo construímos tiene como único destino el morir?

Si bien es cierto, que “ella” es la que nos espera sin prisa y sin pausa, mientras tanto como nos dice el “maestro Juan” vivamos!! Elijamos vivir para vida. Y cambiemos nuestra mirada, al respecto, en lugar de sentirla como un castigo empecemos a considerarla como una etapa de un proceso, e intentando encontrarle un sentido. Esta visión calmará y aliviará nuestro ánimo favoreciendo la aceptación de esa realidad en el momento que suceda.

Disfrutar cada instante, cada momento, cada día, honrando sus tiempos, buscando y descubriendo los motivos para sentirnos felices, para transformar creencias violentas tales como entender la vida como lucha competitiva, posesiva, manipuladora, controladora, etc.

Y casi sin darnos cuenta nos alejaremos de la idea de muerte como modo de terminar el “martirio” de la existencia.

Y nos iremos alejando de la idea de condena y castigo de vivir para acercarnos a  la otra cara de la vida, a la de vivir con alegría, con responsabilidad y con la certeza de que estamos en el mundo para concretar una misión y un propósito que vaya respondiendo a ella, descubriendo nuestra intimidad, la evolución y el perfeccionamiento de nuestra persona.

Entonces la vida se entenderá como una oportunidad, al igual que la muerte.

La vida no se acaba, sino que será parte de un proceso de crecimiento y aprendizaje hasta el final. Donde morir, ya no es el fin, sino un nuevo comienzo, un nuevo y diferente orden que por ser ignorado, se vive con mucho temor, ya que lo que no se conoce, se teme.

El saber que morimos nos enseña a ponerle valor a la vida y a tener el suficiente coraje de disfrutarla sin culpas, ligeros de equipajes que hacen el camino más pesado.

Dice el filósofo: “en nada ha de pensar menos el hombre libre que en la muerte” Barush Spinoza.

Merecer la vida no es callar y consentir,

tantas injusticias repetidas…

¡Es una virtud, es dignidad!

Y es la actitud de identidad ¡más definida!

Eso de durar y transcurrir

no nos da derecho a presumir.

Porque no es lo mismo que vivir…

¡Honrar la vida!

Por  Lic.  Beatriz Cruces