Los investigadores en el ámbito educativo han descubierto que el proceso lúdico permite desarrollar habilidades básicas de comunicación, socialización e imaginación en la primera infancia. De igual forma, los psicopedagogos han encontrado que el juego funciona como una herramienta que permite a los niños asimilar información más fácilmente y expresarse libremente.

De acuerdo con María Regina Öfele, doctora en Psicología Educacional por la Universidad de El Salvador, el juego entre el alumnado y los profesores permite generar un espacio donde los menores están más abiertos a comunicarse, ya que las relaciones de poder desaparecen.

Asimismo, Öfele destaca que es más sencillo enseñar a través del juego ya que los niños no sienten que se les esté imponiendo y asumiendo la información. Con la estrategia adecuada, tanto el profesorado como el profesional en psicopedagogía pueden incentivar las habilidades necesarias.

Por ejemplo, los juegos en grupo fortalecen el ámbito social, de colaboración y de comunicación de los niños. Mientras que los juegos de estrategia cultivan el pensamiento lógico y la resolución de problemas. Es el profesional quien debe decidir qué estrategia lúdica se acopla mejor a las necesidades del grupo a su cargo.