Ansiedad Social: mucha gente habla, poca gente sabe…

Considerada el síntoma de época, la ansiedad, está hoy día en boca de muchísima gente. Pero, ¿sabés qué es realmente?

Seguro oíste a más de una persona decir que sufre de ansiedad o incluso vos lo has dicho. El problema es que se ha vuelto tan popular, que muchas personas la nombran sin saber verdaderamente qué es, cuál es su sintomatología, que función cumple y qué necesitan hacer con ella.

Como profesionales, escuchamos pacientes que conviven con ese malestar naturalizándolo. En otros casos, piensan que sentir ansiedad es algo “malo” y grave, sin importar en qué contexto aparece y cuánto tiempo dura. La desinformación o mejor dicho, la sobreinformación equívoca sobre la ansiedad, lleva a una pésima gestión de la misma. Comencemos hablando sobre la ansiedad para poder entenderla un poco más, antes de adentrarnos en la ansiedad social.

Primero lo primero, ¿qué es la ansiedad?

Vamos a hacer una diferenciación clave que aplica para la mayoría de las reacciones y emociones: existe una ansiedad funcional y una disfuncional. ¿De qué depende esto? De las circunstancias personales y de contexto en que dicha ansiedad aparezca.

La ansiedad en sí misma, es una respuesta normal ante una amenaza o una situación de estrés. Está relacionada al miedo y como consecuencia, desencadena una serie de reacciones fisiológicas que nos permiten cuidarnos de ese riesgo.

Por ejemplo, si tenemos que exponer un trabajo en un Congreso, posiblemente sintamos ansiedad como reacción al temor de quedarnos en blanco y “hacer el ridículo”. En este caso, el aumento de la atención, el mantenernos sin sueño, esa inyección de energía, nos permitirá adaptarnos, enfocar, practicar y atender activamente nuestra presentación.

Entonces, podemos decir que la ansiedad funcional se vivencia como un estado de alerta, necesario en muchas ocasiones para enfrentar algo que está sucediendo.

Sin embargo, muchas veces la ansiedad surge de manera disfuncional, cuando aparece en situaciones inadecuadas, ocurre con excesiva frecuencia o se sostiene en el tiempo interrumpiendo el desarrollo de la vida cotidiana y las funciones vitales. Una de las formas en las que puede manifestarse es en la vinculación con otras personas, y acá entramos en la parte “social” de la ansiedad.

 ¿Oíste hablar alguna vez de la ansiedad social?

Ansiedad Social: mucha gente habla, poca gente sabe…

La ansiedad social surge cuando en una  vinculación con otros existe una motivación personal por dar una buena impresión, ser aceptado o reconocido. Los niveles de ansiedad que vivenciamos aparecen de forma intensa, persistente y en más de una situación social, interrumpiéndonos o paralizándonos para poder desarrollarnos y responder de forma adaptativa a la situación.

Dijimos que la ansiedad surge vinculada a la percepción de una amenaza, es decir vinculada al miedo. ¿Cuál es el temor en este caso? El riesgo de ser valorado/a negativamente por los demás y sentirse rechazado/a.

Es por esto, que la persona buscará evitar este tipo de encuentros o los vivenciará con un fuerte malestar. Los sujetos que sufren ansiedad social evitan ir a eventos con mucha gente, tienen dificultades para iniciar o sostener una conversación, no se animan a hablar en público, o a dirigirse a figuras de autoridad, también tienden a no acercarse a personas por las que se siente atraídas, ni a decir su opinión, manifestar qué prefieren o si están en desacuerdo, entre otras características.

¿Qué le pasa a una persona con ansiedad social?

Ansiedad Social: mucha gente habla, poca gente sabe…

Obviamente cada persona es diferente pero en términos generales existen algunos síntomas más comunes. Podemos hablar de tres niveles en que se manifiesta la ansiedad social: el fisiológico, el cognitivo y el conductual:

  • Síntomas fisiológicos: transpirar mucho, ruborizarse , sentir palpitaciones, tener taquicardia, sentir falta de aire (hiperventilación), tener dolor o molestia gastrointestinal, sufrir temblores, que se entrecorte la voz, tensionarse muscularmente, entre otros.

  • Síntomas cognitivos: son todos los pensamientos que tiene la persona sobre la evaluación negativa que harán sobre ella y las ideas catastróficas que sucederán como consecuencia de su conducta.
    Algunos ejemplos podrían ser: “pensarán que soy una tonta”, “dirán que soy aburrido”, “voy a hacer un papelón y todo el mundo se va a reír de mí”, “me voy a quedar en blanco y será patético”, “soy demasiado torpe y no me va a salir”.
     
  • Síntomas conductuales:  la persona con ansiedad social va a evitar situaciones sociales e intentar cuidarse de todos esos pensamientos que construyó con diferentes acciones. Por ejemplo llegar a lo último a una reunión, tomar alcohol para desinhibirse, necesitar estar en constante compañía de alguien de su confianza, etc.

Últimas aclaraciones sobre la ansiedad, ¡pero no menos importantes!

Ansiedad Social: mucha gente habla, poca gente sabe…

Cuando hablamos de un trastorno de ansiedad social, nos referimos a personas que ven afectada su vida social y sus funciones vinculares. Si no, estamos hablando de timidez, un rasgo de personalidad que influye en el modo de relacionarse pero no impide hacerlo. Por supuesto que puede implicar cierto malestar y puede ser acompañado en un espacio terapéutico. Pero, ¡no es lo mismo!

La ansiedad social es un trastorno y cómo tal va a impactar en la calidad de vida total de la persona. Se pueden ver afectadas otras áreas (laboral, personal, etc) como consecuencia de la tendencia a evadir su vida social.

Es importante esta diferenciación, porque como decíamos al principio, todo el mundo habla de ansiedad hoy en día. El problema de esta “moda” de diagnosticar lo que vemos, es que la persona afectada puede comenzar a sentirla como algo normal o quién simplemente es tímido/a, puede construir una etiqueta sobre sí que es errónea. Por esta y otras razones, los trastornos de ansiedad a menudo no se identifican asertivamente ni se tratan.

Te contamos un poquito acerca de qué se trata pero no hay que perder de vista que cada persona tiene sus tiempos, circunstancias, herramientas y necesidades, así que si creés que estás sintiendo ansiedad disfuncional, consultá con un profesional para que pueda acompañarte en tu situación puntual. 

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