Aprendé a envejecer con deseo de vivir

Considerando esta frase: ” sólo el cambio permanece”, aprenderemos a aceptar los distintos ciclos vitales y los cambios que ellos aparejan.
Los avances científicos y tecnológicos y su consiguiente aplicación en la vida del hombre, luego la interdisciplina que los atraviesa, han ido generando diversos conocimientos

ganas de vivir!

que fueron produciendo modificaciones en la vida individual, grupal y comunitaria de nuestra socie dad.

Sin ninguna duda que todos ellos apuntaron a la prolongación y mejoramiento de la calidad de vida de las personas, y también dirigieron sus objetivos hacia la atención y prevención de enfermedades, cirugías,investigaciones, diversas intervenciones reparadoras que contribuyero n al mejor mantenimiento del ciclo vital del adulto mayor.
También los métodos de control de la natalidad, ayudaron a modificar esa composición etárea-aumento de población del adulto mayor-disminución de población infantil- desapareciendo del escenario social, la imagen juvenil.
Estos cambios llevan a la introducción de programas sociales respondiendo a las nuevas necesidades mediante la atención especializada que se denomina “gerontología”: creación de actividades destinadas a mantener su energía física, su lucidez mental e inauguración de nuevos inter eses destinados a promover el deseo  de vivir.
Es un nuevo modo de envejecer, cambia la percepción cultural del adulto mayor y entonces se trata del deseo, del deseo de vivir una etapa cargada de sabiduría al propio servicio y de los demás.
Se trata de una etapa en la cual se puede potenciar la experiencia de vida enriquecedora aceptando limitaciones y posibilidades.
Si nos ponemos a pensar en las abuelas y abuelos de anteriores generaciones nos sorprende la evolución al respecto y si ellos vivieran hoy se asombrarían mirando los cambios: en las costumbres, en la ropa, en los cuerpos, en las caras, en una palabra no podrían sentirse reflej ados.
Ellos representaban la imagen del fin, de la inactividad, del reposo, estaban en el final de sus vidas.
En el presente la consigna fué desde un principio cambiar estas expectativas,  y resignificar el aprendizaje de este especial ciclo de vida de una manera diferente aprovechando todos los recursos a su  alcance.
Es una tarea de desarrollo que todo momento de la vida encierra y exige pract icar.
APRENDER A SER, aceptando los cambios que ello implica, a ser un adulto mayor, sin posicionarse en lo que no se tiene, en lo que se perdió, sino en lo que aparece como un recurso invalorable e incorporarlo creativamente, saliendo de rutinas agobiantes, flexibilizando ideas y cuerpo para disfrutar de un BIEN ESTAR cotidiano.
Incluir este tema en los distintos ámbitos, para erradicar su exclusión social, para no dejar sin funciones a ningún ser humano. Conversar de este tema en familia, e inculcar a los niños el amor a sus mayores.
Empezar a comprender que algunas capacidades físicas se van perdiendo, pero se ven compensadas por la experiencia de vida acumulada y enriquecedora que los aleja de la idea de constituirse en personas desechables.
Valorar sus conocimientos atesorados en el transcurrir del tiempo, para actualizarlos en consejos, en guías, en el esclarecimiento de situaciones y conceptos, en iluminar confusiones del presente.
¿Porqué  no servir como “voces de experiencia”? Antiguamente en comunidades muy sabias, existían los “consejos de ancianos”, ellos eran muy escuchados, venerados y consultados ante diversas circunstancias de la vida.
Es parte de sentirse “vivo” tener funciones… de lo contrario nos “alienamos” nos “psicotizamos”.
Cada  generación necesita algo de la anterior, para mejorar las posteriores,  aprender de sus mayores.
Saber ser un adulto mayor es otro momento para cambiar y crecer de una manera diferente…
con alegría, con satisfacción de haber cumplido varias etapas y con el deber de dejar una herencia de sabiduría.
No hay edad
para quien ama de verdad
no hay edad
para sentir más que el que más
No hay edad
que te prohíba estar feliz y en paz
lo que se vive y se siente
no tiene edad.

Camilo Sesto


Por: Lic. Beatriz Cruces

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