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Nota publicada en revista Mi Ciudad N°68, Septiembre de 2007
“La paciencia y el tiempo hacen más que la fuerza y la violencia” – Jean de La Fontaine
Muchas veces, al conocer a alguien solamente vemos una parte de lo que realmente es. Pero con el paso del tiempo comenzamos a notar que esa persona amable del principio de la relación, comienza a cambiar. Se empieza a tornar más violento, empieza a celar sin ningún justificativo, agrede verbal y físicamente, etc.
Pero algunas mujeres igualmente siguen adelante con esa relación ya sea por miedo a ese hombre o por temor a quedarse solas. A veces las mujeres, sin buscarlo y sin darse cuenta, se ven involucradas en un tipo de relación perversa. Suele pasar mucho tiempo hasta que se dan cuenta de lo que realmente están viviendo, y a veces reaccionar tarde puede llegar a ser muy peligroso.Pero empecemos por definir qué es una relación peligrosa: es una relación en la que alguno de los integrantes ejerce algún tipo de violencia sobre el otro. Para darse cuenta de si uno está viviendo una situación así, los primeros síntomas que aparecen son de angustia, miedo y sometimiento.Pero muchas veces ese tipo de violencia se encuentra encubierto bajo la capa del amor. Ya que el maltrato puede ser también emocional además de físico. Existen hombres que celan sin ningún motivo, son posesivos, controlan todos los movimientos de su pareja, en resumen son totalmente obsesivos.Muchos también ejercen la violencia a través del acto sexual, con situaciones abusivas que ellos ven como normales y hasta excitantes.
Pero ¿por qué las mujeres caen en esa trampa y luego les resulta muy difícil salir? Esto se debe a muchos factores, pero el principal suele ser que al principio de la relación el enamoramiento fue muy fuerte, lo que combinado con una autoestima baja hace que el otro tenga más autoridad sobre ella.Por eso es difícil poder darse cuenta y salir de este tipo de relaciones.
Pero no es imposible.Lo primero que usted debe hacer es no echarse la culpa por no haber notado que ese hombre era violento, o que la relación iba camino a la destrucción de su persona.
Una persona que ejerce violencia sobre otra a la cual dice amar padece una enfermedad psicológica, pero que es compatible con sus otras actividades, tales como el trabajo. Por eso es muy difícil detectar esa personalidad y menos si usted se ha hecho ilusiones con esa persona. Por eso lo importante es no echarse la culpa, y sí estar alerta a los primeros síntomas que la hagan sentir mal, incómoda. Reaccionar es la clave en estos casos. El enamoramiento es muy peligroso ya que tiende a justificar todo. Cuando usted se enamora pierde el sentido de la realidad y todo lo que haga el otro le va a parecer bien, incluso algún tipo de violencia verbal y hasta física.
Los celos son un mal muy común. Aunque muchas personas dicen que ayuda a mantener viva a la relación, hay que tener cuidado de que no sean obsesivos y desmedidos, ya que luego pasan a ser enfermizos y la persona que los padece comienza a dudar de todo lo que haga su pareja. Los celos son una forma de control y les brinda cierta seguridad. Muchas veces la belleza exterior contrasta con la interior. La clave está en darse cuenta a tiempo. Los hombres que poseen este tipo de personalidades se consideran generalmente víctimas, aunque en realidad es todo lo contrario, porque ellos están victimizando a su pareja. Muchas veces esa persecución va mucho más allá de los celos y se transforma en realidad. Comienza con llamados a cualquier hora y varias veces por día, y continúa con seguimientos hacia donde ella vaya. En ese caso es muy difícil cortar la relación, ya que ellos siguen aún en ella luego de haber cortado.
Pero no sólo los hombres tienen esta patología. Muchas mujeres ejercen cierto tipo de violencia también. Lo que predomina en el caso de ellas es la violencia emocional.
La capacidad de daño que una persona es capaz de causar va de la mano con lo involucrado que uno esté con ella o con él. Siempre esa persona violenta necesita de una víctima. Y muchas veces el enamoramiento lleva a poner a una persona en ese lugar sin que ésta se dé cuenta.
Efectos psicológicos: Cuando uno vive una relación de este tipo puede tener consecuencias psíquicas muy graves como ser: Depresión.· Ansiedad. Sentirse inferior. No saber valorarse por lo que uno es.· La realidad aparece distorsionada.
DECIR NO: Lo importante es que uno “fije sus propios límites”, porque de lo contrario la otra persona avanzará al no encontrar ninguna barrera que le impida pasar. De esa manera uno está colaborando a que la otra persona lo tome como un objeto y pueda manipularlo como quiera.Por eso la clave es fijar límites de entrada, no temer a una separación, y aprender a decir que no.
Características del agresor: Se sienten fracasados y ven imposibles los cambios.· Reprime sus sentimientos de desagrado, hasta que explotan y se transforman en violencia. El estrés y el mal humor, son los detonantes de esa violencia. Siempre se pone en el lugar de víctima y no de agresor. Considera que es inevitable actuar así debido a las acciones de su pareja. Se cuida mucho de no demostrar su violencia o sentimientos negativos fuera de la pareja. Sin embargo a veces suele descontrolarse por algo malo que tiene guardado.
Características de la victima: Tiene un sentimiento de culpa y cree que debe pagarla.· Vive con miedo. Tiene la esperanza de que el que la agrede va a cambiar y sigue adelante con la relación. Se engaña permanentemente. Piensa que en realidad la otra persona actúa así debido a un exceso de amor y por lo que sufrió en otros momentos de su vida.Algunas personas creen que sólo con amor se puede salir de esa situación y quedan entrampadas entre “intentos de salvar al otro y salvarse.” Ante estas experiencias hay organismos públicos que asesoran gratuitamente en forma legal y psicológica y, también un psicólogo de familia puede asesorarlo.
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