Las personas y el perdón, por Beatriz

El perdón no es algo que se pide,  se da,  y  no se da espontaneamente para no sentir culpas o por temor,  ni es necesario estar en una gran iglesia. El perdón es el resultado de un proceso de madurez, en el cual la persona que se sintió lastimada, supera esa herida y transforma el rencor en AMOR. De allí a la reconciliación es otro paso.

¡Que disfruten este jugoso texto como si fuese su plato preferido!

Pensemos en el perdón, ¿se trata de algo fácil o difícil de practicar? Es que  la capacidad de perdonar se puede relacionar con la humildad y la gratitud, y también al concepto de inteligencia espiritual, concepto que guarda en sí mismo las actitudes mencionadas.

Perdonar es una acción que nos aleja del “narcisismo.” Las características narcisísticas de la personalidad están invariablemente presentes en aquéllas personas que no intentan ni pueden perdonar.

Y ¿quiénes serían estos sujetos narcisistas? las personas competitivas, las que tienden a ejercer liderazgos, las que buscan reconocimiento en relación hacia algún talento especial, y las que muestran cierto grado de vulnerabilidad con respecto a ser admiradas.

En nuestros días estamos transitando una cultura que alienta el individualismo, el consumismo, la competitividad, los logros personales y todo lo que lleva a un desinterés por otros, ubicando a las personas en una especie de encierro que no le permite ver que está pasando fuera.

En este clima social, la capacidad de perdonar desaparece y todo conspira para que no se perciba la necesidad de hacerlo. A lo que se suma la ayuda de los medios de comunicación que transmiten programas y novelas plagadas de violencia, venganzas, y otros temas que inoculan ideas de agresión y transgresión llevando a la creencia de que sus contenidos son absolutamente ciertos y acordes con el mundo real.si perdonas, te alivias

De tal manera que se va generando un sujeto menos dispuesto a la humildad, a los lazos sociales, y al perdón. La superficialidad, la liviandad y el no hacerse cargo de la responsabilidad que nos cabe, y la necesidad de intervenir nos van alejando de los verdaderos valores, entre ellos la capacidad de perdonar, porque esa capacidad solo se practica cuando se reconoce que es necesario superar el enojo, cuando se siente el deseo de reconciliación desde cada uno.

Muchas veces nos sentimos incapaces de perdonar, frente a tantos “ruidos” internos y externos, entonces nos instalamos en emociones negativas, en temores, y esto nos sucede porque perdonar es un proceso que involucra funciones cognitivas y afectivas que surgen de motivaciones y decisiones y de narrativas interpersonales. Para que haya perdón, tiene que existir enojo, y para que surja un enojo, existió un ataque, un sentirse herido, lastimado, violentado. Y cuando no se perdona se instalan deseos de venganza, desamor, demanda de disculpas, y en muchas oportunidades se apela a la justicia divina, creando nuevas formas de contar lo sucedido, buscando justificaciones valederas para no dar lugar al pedido de perdón.

Todo esto da lugar a la negación y a la evitación de la parte que a cada uno le corresponde por lo sucedido, a lo que cada uno hizo o dejó de hacer para provocar o evitar el enojo.

Al respecto la psicología positiva nos brinda alivio y claridad con sus afirmaciones:

Perdonar reduce el estrés que genera la incapacidad de decidir el perdón.

Perdonar es saludable porque aprendemos a afrontar y a no evadir la responsabilidad que nos cabe en lo sucedido.

Perdonar permite aquietar emociones negativas y transformar pensamientos destructivos, posibilitando mejores vínculos y relaciones.

Ayuda a que el que ocasionó el daño, asuma con plena conciencia lo hecho y hasta pueda reparar la consecuencia de su acción.

Pero aquí caben preguntas lógicas. ¿todo es perdonable o susceptible de perdón?  Todas las personas poseen la capacidad de perdonar? Se brindan las condiciones para practicarlo?

Para algunas se trata de una “misión imposible” por otra parten existen características o rasgos personales que no las hacen proclives a intentarlo, hay historias de vidas y hechos traumáticos difíciles de superar, contextos culturales que promueven el resentimiento, y el fomento de la violencia que impiden incorporar la capacidad del perdón, como un eje importante para reparar relaciones lesionadas o agravadas por los enojos constantes.

Y aquí nos detenemos a reflexionar: ¿perdonar significa olvidar? ¡Seguramente que, No!, pero permite la introducción de una “nueva memoria” acerca de lo sucedido, que conduce a liberar los pensamientos destructivos o negativos dejando de lado resentimientos, que son paralizantes, ponen una barrera al ingreso de un nuevo estado de conciencia superior más saludable para la convivencia, y modificación de vínculos insanos y hacia interacciones más saludables, e impregnadas de un nuevo ingrediente más amoroso.

Lic Beatriz Cruces.10-06-2010 –  para Múltiples Miradas

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