La tecnología ha cambiado mi vida, nuestras vidas, desde lo afectivo hasta lo laboral, son incontables los beneficios que tiene.
Pero, hay efectos secundarios.
Detalles y algunas Indicaciones nos deja Beatriz. ¡GRACIAS!
Nicholas Carr, en su último libro: “Superficiales, ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Nos advierte que existen algunos síntomas.
Un impacto sobre nuestra biología cerebral, cada vez somos menos capaces de concentrarnos, sobre todo en tareas que nos demanden una atención total, en tareas de memorización, de subrayar lecturas, en ocupar tiempo, sin acelerarnos, sin buscar en la rapidez de las respuestas la solución de todas nuestras demandas o necesidades.
¿Cortar el contacto? ¿Relajarse? ¿Parar y respirar hondo para no iniciar el proceso de adicción? ¡ES IMPOSIBLE!
Sería como tener que dejar de comer, y la comida es necesaria para sobrevivir.
Hay un autor, Turkle que propone “escapar de la bandeja de entrada” para sentir una sensación de libertad, livianos, menos agobiados animarse a apretar “delete,” no reforzar el circuito, para que la necesidad imperiosa desaparezca.
Enrique de Rosa, psiquiatra, presidente del Centro de Estudios y Terapias Cognitivas, señala que ya aparece en los consultorios de distintos profesionales de la salud: el estrés de la “enfermedad del apuro” la velocidad de respuesta, tanto la que esperamos nosotros como la que se espera de nosotros.
Así los jóvenes, como los adultos, por distintos motivos, – unos, porque nacieron con el mouse bajo el brazo, y los otros, por necesidades de adaptación a una sociedad donde impera la tecnología, se sienten sobreestimulados e incapaces de procesar tanta información, apareciendo así los trastornos del sueño, angustia, ansiedad, pérdida de la capacidad de memorizar.
“Las estadísticas nos advierten que estamos superando el promedio de horas de conexión.”
Todos “navegando a la vez” a miles de de segundos por la web, en especial , en las “redes sociales”, y alejándonos cada día más de la realidad, escondidos en las zonas virtuales.
Autismo y disgregación social, son las consecuencias de no parar. Cuando el relojito, demora segundos, el estrés se dispara, porque estamos aprendiendo que el tiempo en internet, debe ser veloz… y vivimos en esa misma aceleración, sin darnos cuenta.
Detenernos es la clave, no cortando abruptamente, sino pasar a otro “ritmo,” disminuir la ansiedad junto con la velocidad, caminar lento aún en el pensamiento, para darle curso a la memoria, para recuperarla, porque tanto mecanicismo nos va alejando de esa práctica, es un momento de “reseteo”, que no se puede producir, si estamos en la conexión imparable, contínua, sin descanso. No hay cuerpo que aguante, en algún momento aparecen los síntomas.
Explica el Dr. López Rosetti: cuando el curso del pensamiento se acelera como consecuencia del estrés digital, el problema se denomina “taquipsiquia”. La enfermedad del apuro avanza.
El programa que se cuelga y no arranca, la aplicación que demora solo segundos, y que nos parece siglos, la búsqueda desesperada de una red donde conectarse, consagran hábitos adictivos, a los que nos inclinamos en cuerpo y alma.
¡Hagamos una PAUSA!
No es fácil, pero vale la pena intentarlo: ¡El equilibrio es necesario en TODO!
Los invito a reflexionar.
Beatriz Cruces
Lic. en Trabajo Social y Terapeuta Familiar de Múltiples Miradas
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