LA CONVERSACIÓN es una manera de llegar a uno mismo.
Un modo de relacionarse con uno mismo, tanto como con la otra persona.
¿Cuantas veces nos escuchamos decir: no sabía que pensaba esto hasta que lo pronuncié?
…Y LA TERAPIA ¿Qué nos propone?
Justamente:  CONVERSAR.
Mediante las conversaciones dejamos surgir nuestros estados de ánimo, nuestros pensamientos y sentimientos, nuestras emociones y sensaciones permitiéndonos aflorar desde la memoria,  los elementos interiores y personales en el entretejido de la CONVERSACION,  generando diálogos enriquecedores y un contenido conversacional que refleja relatos o narrativas de nuestras vidas, y estilos propios de expresión.
Siempre que hablamos sentimos la sensación de estar vivos. Una buena conversación cambia el clima situacional y el ánimo de las personas participantes.
Las casas cobran vida, cuando sus habitantes conversan frecuentemente, haciendo de esas “charlas” una actividad cotidiana. Si no se alimenta la comunicación a través de conversaciones, los hogares se tornan fríos y vacíos, al respecto recuerdo una frase leída:  “SI EL ALMA NO QUEDA SERVIDA, LA ARQUITECTURA HA FRACASADO”.
La CONVERSACION, se asemeja a una matriz, una manera femenina de contener e incubar, de guardar el ánimo y la presencia del otro, intentando llegar a su ALMA, no para CURAR, sino para dialogar bajo la intención de explorar ideas llenas de alma que se conectan con la vida cotidiana, tomando forma de vasos capilares para que pueda recorrer las zonas necesitadas de irrigación emocional.
Cuando las personas llegan a una consulta, las trae un pedido de ayuda, aunque no lo expresen de esa manera, y desde ese momento se inicia una conversación, y no todas saben lo que van a buscar, pero necesitan un cambio, una situación nueva que las aleje de la que les preocupa. ¿Será un cambio de narrativa quizás? Eso se irá viendo en el proceso. Pero lo cierto es que en el transcurrir de la terapia va cambiando la manera de narrar. Interiormente algo va sucediendo…
Lo importante para el alma es el diálogo, para los seres humanos es más significativo hablar, que encontrar técnicas para arreglar su vida.
Tiempo y proceso son las respuestas que necesitan, solo ellos son indicadores precisos para iniciar un camino de “curación”, y solo producto del trabajo que la persona haga consigo misma, y el acompañamiento de un terapeuta.
Soledad, exceso de ocupaciones, desavenencias, desamor, necesidad de amar, incomprensiones y malestares diversos, son indicadores de MALESTAR. Y sólo creando un contexto de intimidad compartida, se iniciará una larga conversación, que culminará cuando se hayan agotado las instancias psicoterapeúticas, y el cultivo del alma comience a generar nuevos y superadores estados de ánimo.

“LA VIDA no es un Test de Rocharch, sino un ENIGMA. Y lo que yo llamo  DESEO DE SENTIDO va más allá de una simple aprehensión de una forma.”
Viktor Frankl- El hombre doliente-

Lic.  Beatriz Cruces.