¿Cómo podemos distinguir la ansiedad sana de aquella que se vuelve patológica?Vivimos en una época cuya dinámica se vuelve cada vez más compleja y vertiginosa. La masividad, el consumismo exacerbado y el exceso e inmediatez de información configuran un ritmo de vida que parece atropellarnos
Y aquí es donde comienza a resonar el concepto de ansiedad, actualmente uno de los problemas psicológicos más frecuentes, tanto en adultos como en niños y adolescentes por igual. Es común escuchar a nuestro alrededor diversas historias acerca de niños con ansiedad de separación, adolescentes con fobias sociales, adultos estresados que acuden al médico con síntomas físicos sin explicación aparente, como dolor pectoral no cardíaco, palpitaciones, mareos, síndrome de colon irritable, vértigo y aturdimiento, etc. Y es que la ansiedad, cuando se manifiesta en niveles elevados y no controlables por quien la padece, produce síntomas y efectos nocivos en múltiples facetas de la vida.
Para entender su origen, es clave distinguir entre los conceptos de ansiedad y miedo. Como parte de nuestra naturaleza emocional, el miedo se produce como respuesta adaptativa sana a una amenaza percibida o peligro para la propia seguridad física o psíquica.
Podemos decir que es nuestra alarma automática y primitiva en respuesta a un peligro presente o a una amenaza real e inminente, caracterizada por una intensa activación y por las tendencias a la acción defensiva o de huida.
La ansiedad, en cambio, es una respuesta emocional negativa provocada por el miedo, y funciona como un sistema complejo de respuesta conductual, fisiológica, afectiva y cognitiva que se activa al anticipar sucesos o circunstancias que se juzgan como muy aversivas, por ser imprevisibles e incontrolables por el sujeto, y que potencialmente podrían amenazar los intereses vitales del mismo.
El miedo, por consiguiente, es un proceso cognitivo básico que subyace a todos los trastornos de ansiedad.
Es por eso que se vuelve importante que podamos discriminar cuándo estamos en frente de miedo y ansiedad normales, y cuándo estos se vuelven desadaptativos o patológicos, requiriendo así asistencia clínica y psicológica.
Aquí van algunos criterios diferenciadores:
I. Cognición disfuncional. El miedo y la ansiedad anormales se derivan de una valoración errónea o exagerada del peligro o amenaza, que resulta incoherente con la realidad objetiva de la situación. Por ejemplo, no es lo mismo que el miedo se active ante un león que viene corriendo ferozmente hacia nosotros, a que lo haga cuando vemos un gatito que se acerca jugando.
II. Deterioro del funcionamiento. La ansiedad anormal interfiere directamente con el manejo efectivo y adaptativo ante la amenaza percibida, y de forma más general en la vida social cotidiana y en el funcionamiento laboral de la persona. Las personas con ansiedad pueden incluso quedarse paralizadas ante el peligro percibido o imaginado.
III. Persistencia. En los estados clínicos, la ansiedad persiste mucho después de lo que podría esperarse en condiciones normales. Esto tiene que ver con que la ansiedad es una respuesta orientada hacia el futuro. Es decir que la persona con ansiedad clínica con sólo pensar en una amenaza potencial inminente puede sentir malestar, independientemente de que llegue o no a materializarse. Las expectativas, las interpretaciones, las creencias y los recuerdos desempeñan un papel crítico en el desarrollo y persistencia de la ansiedad.
IV. Falsas alarmas. En los trastornos de ansiedad a menudo se observan las falsas alarmas, que ocurren en ausencia de un estímulo amenazante, por ejemplo las crisis de angustia espontánea y sin estímulo aparente. La presencia de crisis de angustia intensa con estas características sugiere la presencia de un estado clínico.
V. Hipersensibilidad a los estímulos. En los estados clínicos el miedo es provocado por una amplia gama de estímulos o situaciones en las que la intensidad de la amenaza es relativamente leve y que podrían percibirse como inocuas por cualquier individuo. Esto es porque los individuos con trastorno de ansiedad interpretan una serie mucho más amplia de situaciones como amenazantes que los individuos sin trastorno de ansiedad, porque se han vuelto hipersensibles.
En el próximo artículo explicaremos por qué la ansiedad es considerada una condición Multifacética.
Licenciada Nancy Morán – MP 9766
Psicóloga de “Múltiples Miradas”
“Múltiples Miradas” Psicología Integral
Equipo de Psicólogos. Diversos Enfoques – “Abordaje Integrativo”
Torre Ángela: 27 de abril nº 370 – Piso 25 Dpto “C” – multiplesmiradas@gmail.com – Skype: Evangelina Aronne .
WhatsApp: 3513050518 – Córdoba
Estamos en Facebook: “Múltiples Miradas” Psicología – Salud – Bienestar https://www.facebook.com/groups/358498480904055/