Cuando el cielo se une con el mar, además de lo recreativo que ofrece un crucero, nuestra mirada se vuelve mucho más amplia y profunda, la inmensidad, la libertad, la calma de las aguas y la serenidad nos pueden dar paz y luz para reflexionar y crecer…
Más allá del lugar y la forma que elijamos, partir de vacaciones, de viaje, alejarse de su vivienda, de su entorno, o dentro del hogar:
“acercarse a uno mismo y a quienes nos acompañan es nuestra propuesta desde Múltiples Miradas” 🙂
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Celebrar la vida cada día, es un aprendizaje sin límite: un nuevo amanecer, el amor, la familia, el regalo de la visita de un amigo, momentos compartidos en un viaje de placer, todas circunstancias que nos ayudan a crecer, y siempre la presencia divina que nos da la mano para valorar todo lo que recibimos.
…y si me inspiro en Maslow Abraham, el creador de la célebre pirámide de las necesidades humanas (1908-1970) quien le escribió a un amigo:
” la muerte y su posibilidad siempre presente, hacen más posible EL AMOR Y EL SABOREAR LA VIDA”, pienso que no existiría el ¨¨extasis y la contemplación¨´ sin la creencia de que la muerte es una certeza.
Lo que pasa es que hemos convertido a la muerte en un tema “tabú”… preferimos no hablar de esa realidad.
Y preferentemente nos lanzamos a experiencias cargadas de “adrenalina”: consumo, búsqueda de poder, relaciones fugaces y vacías de contenido, experimentos sin sentido en lugar de profundizar en el sentido de lo humano.
Nos lanzamos a una frenética carrera por llegar a un “no se que”, tema que nos conecta con EROS (sentido de vida), o sea que lejos de ser enemigas, la vida y la muerte se asocian, y se complementan necesariamente.
Escuchando el silencio del mar durante muchas horas de navegación, pude apreciar la expresión de la unión con el todo, somos uno con el universo, y mirando su color y su horizonte no pude escapar de llegar a esta apreciación, y convertir esta experiencia en algo mágico, sorprendente, y pleno de matices de tonalidad nunca vista. Hasta la estela blanca y espumosa que deja la nave en su travesía, pareciera que nos muestra lo que dejamos atrás.
Porque un viaje es un antes y un después, es un buscar y dejar, es una circunstancia que proporciona siempre aprendizajes sobre todo cuando tratamos de descubrir los mensajes que cada lugar nos deja traslucir.
Distintos lugares, paisajes y lenguas nos van transmitiendo la idea de lo diferente, tan necesaria para darnos cuenta de que además de nosotros hay “otros”. Y así saber que existe la diversidad.
Hice un crucero en compañía de tres generaciones familiares, y cada una de nosotras en su ciclo vital vivió su momento con la intensidad propia de lo irrepetible, de lo trascendente para cada cual en particular, pero con la seguridad de que ese compartir calaría en nuestras almas el recuerdo de lo que jámás puede pasar al olvido: el amor que abraza la celebración de la vida en nuevo aniversario con ella.
La intimidad del festejo, lo hace más profundo y nos invita a explorar en el mundo de las relaciones personales.
Thomas Moore en su obra: “Las relaciones del alma” explora la manera en que nuestras relaciones, -de cualquier tipo que sean, y a pesar de los problemas que puedan surgir- dan mayor profundidad a nuestra vida y satisfacen las necesidades del alma”.
De mis reflexiones… Lic. Beatriz Cruces
Terapeuta Familiar – Trabajadora Social – Asesoramiento a Terapeutas – Múltiples Miradas
Teléfono de Múltiples Miradas: 0351 – 4211275 – Córdoba – Argentina
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¡Hasta la próxima!