Sensaciones encontradas nos invaden cuando dejamos el lugar donde nacimos, para mudarnos a una nueva ciudad donde con esfuerzo podemos llegar a alcanzar un sueño.
Es el caso de muchísimos estudiantes que cada año vienen a estudiar a Córdoba desde todas partes del país. Esas son las migraciones internas, donde cambian muchas costumbres, valores, responsabilidades, cultura, pero se sigue manteniendo la nacionalidad, el idioma, la moneda.
Se crece en todos los sentidos y eso hace que se extrañe menos, que valga la pena y que se justifique el esfuerzo.
No te olvides del pago
si te vas pa’ la ciudad
cuanti más lejos te vayas
más te tenés que acordar.
No eches en la maleta
lo que no vayas a usar
son más largos los caminos
pa’l que va carga’o de más.
Y si sentís tristeza
cuando mires para atrás
no te olvides que el camino
es pa’l que viene y pa’l que va. (Zitarrosa)
La situación de quienes vienen de otros países para trabajar o los argentinos que emigran en busca de mejores oportunidades, es muy diferente. Los cambios son más drásticos, las pérdidas son mucho mayores y los duelos se dan en distintas áreas de la vida.
Desde la Psicología de la Inmigración, Valentín González Calvo describe:
1.El duelo por la familia y l@s amig@s: comprende la separación de hij@s, padres, herman@s, familia extensa, además de amig@s y de las relaciones íntimas. Aunque en ocasiones las familias se reagrupan parcialmente. Lo sienten quienes se van y la familia que se queda.
2. El duelo por la lengua: perdemos el uso fluido de nuestra lengua materna debido al uso cotidiano de otra. Por otra parte, como el aprendizaje de la nueva lengua es un proceso lento se hace difícil la expresión de los aspectos íntimos en este nuevo idioma.
3. El duelo por la cultura: se siente una pérdida por tradiciones, valores, formas de vida propios de la cultura de origen. En muchas oportunidades se intenta revivir esas costumbres, en el nuevo país. (mates, música, asado, tragos)
4. El duelo por la tierra: los paisajes, colores, olores, la vegetación, la luminosidad. Sobre todo el cambio de clima suele ser significativo.
5. El duelo por el estatus social: muchas veces nos incorporamos en un nivel socioeconómico bajo, esto nos será útil para progresivamente asentarnos en nuestra nueva sociedad de acogida. Sin embargo, si permanecemos en él mucho tiempo tendemos a desmoralizarnos y desmotivarnos.
6. El duelo por el contacto con el grupo étnico: sentimos seguridad en el encuentro con nuestro grupo de pertenencia, donde nos identifican y reconocen. La distancia de lo nuestro nos hace más evidente esta pérdida.
7. El duelo por los riesgos físicos: es primordial tener un seguro para minimizarlos.
8. El duelo por la pérdida del proyecto migratorio: sucede cuando las personas vienen con expectativas poco realistas, se trazan objetivos ilusorios y al darse cuenta de que no pueden conseguirlos se desestabilizan, se sienten muy estresados y se culpan a sí mism@s por esto.
9. El duelo por no poder regresar: el deseo de volver siempre está. Si las condiciones económicas y administrativas lo permiten vamos de visita, y en ese momento se reaviva el duelo.
“Migrar, una de las experiencias más difíciles de afrontar debido a las intensas emociones que genera.
Si podemos adaptarnos a las nuevas costumbres, y apropiarnos de ese nuevo lugar, podremos transformar en oportunidades a las adversidades, crecer y crear un espacio individual, familiar, social, etc. y nos sentiremos a gusto con nuestra elección. “
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