Salud mental y economía: ¿qué tienen que ver?
¿Puede alguien sentirse angustiado, ansioso o vacío incluso si tiene trabajo, ingresos estables y cierta comodidad económica? La respuesta es sí. Y no solo puede, sino que sucede con más frecuencia de lo que se nombra.
En este artículo te invitamos a reflexionar sobre cómo lo económico también impacta en tu salud mental, incluso cuando no hay una situación de crisis o urgencia. Porque no se trata solo de llegar a fin de mes, sino de cómo organizamos nuestra vida a partir de lo económico, muchas veces sin cuestionarlo.
¿Por qué hablamos de economía cuando hablamos de salud mental?
Hay una idea muy instalada de que la salud mental es una cuestión “interna”, que solo depende de nuestras emociones, pensamientos o historia personal. Pero lo cierto es que el contexto también importa. Mucho.
Las decisiones económicas no son neutrales. Influyen en el tiempo que tenemos (o no) para descansar, en los vínculos que podemos sostener, en las elecciones que postergamos y en el tipo de vida que llevamos.
Y todo eso —lo que hacemos, lo que callamos, lo que sostenemos— también genera malestar emocional.
Cuando la estabilidad pesa: el malestar que no se ve
No hace falta estar en una situación límite para que lo económico afecte.
A veces, lo que genera malestar es justamente la estructura que parece estable:
- Trabajos que aseguran un ingreso, pero exigen un ritmo que desconecta.
- Agendas que se llenan para “aprovechar el tiempo”, pero no dejan lugar para preguntarse cómo estamos.
- Decisiones que se toman “porque es lo que hay que hacer” … aunque no nos representen.
Desde afuera, todo parece en orden. Pero por dentro, hay ansiedad, insatisfacción, estancamiento, desgano. Y la culpa de “no tener motivos para sentirse así”.
Economía emocional: cuando sostenemos sin registrar el peso
Muchas veces, lo económico se convierte en el eje sobre el que gira toda la vida.
Las rutinas, los vínculos, incluso las decisiones personales, se ajustan a eso.
¿Y qué pasa cuando eso no se cuestiona?
Que terminamos viviendo en función de sostener, sin espacio para elegir.
Esto no siempre se nota rápido. El malestar aparece en forma de cansancio crónico, desmotivación, irritabilidad o la sensación de que “algo falta” aunque “todo esté bien”.
Lo económico también se trabaja en terapia
En los espacios terapéuticos, también se habla de dinero.
Pero no como un tema de números, sino como una dimensión más de la vida emocional.
Porque las decisiones económicas hablan de prioridades, de temores, de mandatos, de deseos. Y muchas veces, revisar eso habilita elecciones más coherentes con lo que cada persona necesita.
No se trata de tener más o menos. Se trata de preguntarse a qué costo se sostiene lo que se sostiene.
¿Y si empezás a preguntarte?
- ¿Qué estructuras estás sosteniendo sin cuestionarlas?
- ¿Qué decisiones tomás por automatismo económico?
- ¿Cómo se siente tu cuerpo en la rutina que construiste?
A veces, la estabilidad económica no alcanza si emocionalmente estamos desconectados de nosotrxs mismxs.
La salud mental también se trata de esto.
¿Te sentís identificadx?
En Múltiples Miradas acompañamos procesos terapéuticos que ayudan a hacer consciente lo que muchas veces se vive en automático.
Si algo de esto te resonó, quizás sea momento de empezar a hablarlo.
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