El desarraigo es separar a alguien del lugar o medio donde se ha criado, o cortar los vínculos afectivos que tiene con ellos. Según la Real Academia Española.
Cuando las personas tomamos la decisión de irnos a vivir a otro país o ciudad alejados de donde nacimos, siempre estamos movidos por una necesidad. Necesidad de un ingreso digno, de desarrollo profesional, de un lugar tranquilo donde criar a los hijos, bienestar familiar, en definitiva de un mejor futuro del que podríamos aspirar si nos quedamos en nuestra ciudad de origen.
Estas necesidades son importantes porque serán el motor que nos ayude en el proceso de adaptación, este a veces puede ser largo y podemos tener altibajos y en esos momentos tenemos que volver a la necesidad que nos llevó a mudarnos.
Si bien pasamos por varios duelos en el proceso de separarnos de lo anterior, como pueden ser duelos por las costumbres, el idioma, la cultura, la comida, los afectos que quedaron. Al mismo tiempo debemos adaptarnos a lo nuevo y para esto es importante poder socializar tanto con personas autóctonas, también con personas que estén pasando por nuestra misma situación, e inmigrantes de nuestra misma nacionalidad con quienes podemos compartir las costumbres de nuestros orígenes, como puede ser tomar unos mates y compartir la experiencia de cada uno.
Lo importante es transitar esta experiencia en compañía: de argentinos que encontremos también en un lugar lejano, de lugareños que nos incluyan y enseñen sus costumbres y también de nuestros seres queridos que nos acompañan desde la distancia espacial pero no emocional.
Cuando decimos que no hay distancia emocional nos referimos a que hay personas que logran tener un lazo con su familia que puede trascender el espacio que se comparte. No hace falta juntarse todos los domingos para saber que tienen un vínculo de contención y de amor incondicional que siempre está presente en nuestro interior y que uno siempre puede volver en busca de ese vínculo, que va más allá de compartir un mismo espacio. Eso es algo importante para trabajar cuando decidimos irnos a vivir afuera.
Quisiera culminar diciendo que si bien irnos de nuestro país de origen es una experiencia particular para cada uno que se va, ya que está muy relacionada con las condiciones en que nos vamos por ejemplo: si nos vamos solos, o con algún miembro de la familia, y también va a depender de la personalidad de cada uno. Es importante que en el proceso seamos conscientes de cada emoción que nos genera y si es necesario, pedir ayuda para pasar el periodo de adaptación.
Y tener presente que vamos a sentirnos menos solos si tenemos claro quiénes somos, qué queremos para nuestro futuro tanto personal, como profesional, y qué creemos puede mejorar nuestra calidad de vida.
Lic. Gabriela Vera Cañadas MP 9258