Cuando consultan por un niño …

 

Cuando recibo llamados o mails,  para que atienda a un hijo/a, menor de 18 años… usualmente entrevisto primero a los padres solos, escuchando las dificultades que presentan y  el motivo de consulta, luego con el niño/joven, en la siguiente al niño solo y, según vaya evolucionando el sistema familiar iré alternando en las sesiones, a los participantes, con estrategias diferentes en cada una.

Recolecto información sobre las personas que conviven con el niño, los maestros, sus allegados y todo el ambiente que frecuenta. Pongo en funcionamiento todo el sistema que lo rodea, previniendo la rotulación o reforzar una conducta disfuncional.  Para obtener cambios, hay que modificar el entorno

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Comparto esta guía útil sobre el transcurso de las sesiones

El niño se encuentra,  física y mentalmente, en constante cambio y evolución, estando mucho más dominado por las emociones que experimenta frente al adulto. La evaluación debe ir siempre de lo general a lo específico,  descartar el origen biológico del problema.

Para ayudar al niño:

  • Se ha de partir de cierta habituación. El primer paso ha de ser informar a los padres de cómo tienen que decir al niño que va a ir al psicólogo. Cuando el niño, convenientemente informado, llega al psicólogo, por lo menos la primera sesión, se habrá de dedicar al juego y a la conversación informal (depende de la edad) para dar tiempo a que se disipen posibles temores, suspicacias y vergüenzas, estableciendo una comunicación informal.
  • Cuidar la elección de los instrumentos y las fuentes. “Sólo lo mejor es suficiente bueno para un niño”:  esta máxima pedagógica ha de ser tenida en cuenta. Se recomienda también una valoración multi-método, precisamente para la consolidación de la toma de datos sin olvidar distintas perspectivas.
  • Si se evalúan emociones, es especialmente conveniente su reevaluación, por la versatilidad del niño en este campo.
  • Cuando se  elabora un diagnóstico, hay que presentarlo con todas las limitaciones de su actualidad, fiabilidad y validez. No cabe limitarse a nominar el problema, sino que se ha de proporcionar también información sobre los puntos fuertes y las vías de solución.
  • Hay que poner especial atención a los niños de padres divorciados. Es imprescindible tener datos de los dos miembros de la pareja y comunicar a ambos los resultados.
  • Los diagnósticos son evolutivos y van dependiendo del contexto.

Fuente: www.infocop.es

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