Dialogando sobre sexualidad

La página Sexualidad Para Todos, realizada en Córdoba, reúne muchísima y variada información actualizada semanalmente. Pueden visitarla, nutrirse, coincidir o disentir.

Invitada a dar una mirada, elegí un tema que a muchos les da vergüenza  o no saben cómo hacerlo:

“HABLAR DE SEXUALIDAD E INTIMIDAD CON SUS HIJOS”

Una función muy importante de los padres es hablar con sus hijos acerca del amor, la intimidad y el sexo. Los padres pueden ser una gran ayuda para sus hijos si crean una atmósfera positiva en la que se pueda hablar sobre estos temas.

Un estudio realizado por la organización Mental Health América, concluye: “la mayoría de los padres hispanos no han abordado nunca el tema de la sexualidad con sus hijos a pesar de considerarlo importante.”

Lo cual lleva a preguntarme las posibles razones:

No saber qué decir, cuál es el momento, la manera, miedo a quedar en ridículo, sentir vergüenza, sentir como si la conversación no significara nada, y aún más, temor a alentar la experimentación sexual.”

Si te sentís identificado con estas situaciones, si te cuesta hablar con tus hijos de sexualidad, te pueden ayudar estas sugerencias:

1. Como adultos responsables de la educación en general y sexual en particular, debemos iniciar la conversación y cuanto antes mejor, usando un lenguaje apropiado para cada edad. Podemos empezar usando los términos correctos para todas las partes del cuerpo, incluidos los órganos sexuales, y mostrándoles que los cuerpos de los niños son diferentes de los adultos. Si nuestros hijos ya están en los primeros años de la adolescencia, no es demasiado tarde para comenzar a hablar con ellos. Es útil abrirse y contar alguna experiencia para inspirar confianza y lograr que ellos hablen, y ahí, sí, escucharlos atentamente.

2. Encontrar el lugar adecuado y contar con suficiente tiempo. Algunos padres e hijos hablan con más facilidad cuando se encuentran realizando otra actividad, cuando están paseando, viajando en auto, jugando o cocinando. Algunas personas prefieren tener poco contacto visual cuando hablan. Busquemos el que nos resulte verdaderamente cómodo.

3. Tratar de preparar mínimamente los temas que queremos conversar, recabar información confiable, y hablar de a poco, apuntar a la calidad y no a la cantidad de temas. Si notamos nerviosismo, incomodidad, reanudemos la conversación en otro momento.

4. Hacerles saber a nuestros hijos que estamos disponibles y ser coherentes con aquello que decimos y lo que hacemos.
5. Tratar de conocer el mundo en que viven nuestros hijos. Aunque no estemos de acuerdo con ellos, permitámosle expresarse libremente. Luego expongamos nuestros puntos de vista. Es importante intentar comprender su mundo. ¿Cuáles son las presiones con las que se enfrentan? ¿Qué es lo que ellos consideran normal? ¿Cuáles son sus temores, prejuicios, anhelos?

6. Respetar la privacidad de nuestros hijos de la misma manera en que valoramos la nuestra. Contar algunas experiencias es sano, contar detalles es innecesario. Debemos mostrarnos humanos, no es conveniente dar una imagen de “me equivoqué en todo, ni me las sé todas.” Flexibilidad y autenticidad son los caminos que conducen a un diálogo sincero y abierto.

7. Reconocer el mérito de sus logros y puntos de vista. La mejor manera de ayudarlos es ofreciéndoles consejos constructivos y evitar las críticas y los castigos.

8. Sobre todas las cosas, rescatar los valores y las creencias familiares.

La sexualidad es mucho más que tener relaciones sexuales, implica identificarse con alguien para tener intimidad. Lo que trasciende realmente, no es un impulso a complacer sin mediar la razón ni las consecuencias, lo que verdaderamente complace es el amor.

Intentemos generar y mantener una conversación, con sabiduría y tolerancia, hacia nuestros hijos y hacia nosotros mismos. ¡Éxitos!

 

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